Y cuando uno menos lo espera, cuando creemos que todo esta bien, debemos volver a empezar ¡Increíble! Tenemos tendecia a creer que no cambiaremos y por propia experiencia he aprendido que no siempre es así. Los pretextos y justificaciones no concluyen nada. Porque hay cosas que sabemos, que intuimos, y no queremos confirmar. Y cuanto de vacío. Odio las justificaciones. Si siempre se dijera la verdad no serían necesarias. Sólo habría consecuencias mas allá de los cambios que la vida nos regala día a día, bajo la convicción acerca de uno mismo. Imponemos limites a las cosas para entenderlas mejor, pero esos limites son imaginarios. Todo llega, en tanto haya certeza.
María Victoria Destéfano
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